Diciembre en el Hotel Las Torres no es solo un mes de ajetreo y preparativos para las festividades. Es un tiempo para reflexionar sobre el año que se va y celebrar la importancia de la familia en nuestro proyecto. En más de 30 años de tradición, hemos atesorado momentos mágicos en cada Navidad y Año Nuevo. Aquí te compartimos algunas de nuestras historias favoritas:
El Viejo Pascuero llegó a la Patagonia
Una de las tradiciones más importantes dentro del hotel es la visita de Santa Claus, San Nicolás o como se le conoce en este rincón del mundo: el Viejo Pascuero. Durante muchos años, distintos miembros de la familia Kusanovic se ciñeron el tradicional traje rojo y la frondosa barba blanca para sorprender a los más pequeños.
José Antonio Kusanovic, un reconocido miembro de la familia en la historia del hotel, se ofreció de voluntario para la fiesta navideña para personificar al afable representante de la Navidad. Uno de sus nietos estaba en la celebración, y muy amablemente ayudó a su abuelo a repartir los regalos entre los presentes. Don José Antonio, estaba aliviado de que su nieto no fuera capaz de reconocerlo y así no arruinarle la magia de creer en el Viejito Pascuero.
Una vez terminada la actividad, y luego de que cada niño recibió su regalo, Don José Antonio volvió a su ropa normal, se reintegró a la fiesta y buscó a su nieto para escuchar de su historia siendo el ayudante del viejito. El pequeño, al ver a su abuelo, le comentó: “Abuelo, ¿cuándo te vas a disfrazar del Viejo Pascuero de nuevo?”
El jamón croata
La familia Kusanovic, proviene de Croacia, un país de la Europa Oriental, en la costa del Mar Adriático. Este clan ha sido un fiel defensor de sus tradiciones, por lo que también las fiestas debían contar con un guiño a sus tierras.
El prosciutto croata, también conocido como pršut, es uno de los principales protagonistas de las fiestas de fin de año en Las Torres Patagonia, un viaje a la gastronomía de este país que es un jamón curado que ha sido condimentado previamente con sal, ajo, pimienta y romero.
Esta receta ha pasado de generación en la familia. Dentro del restaurante se usaba el ñirre para colgar estos jamones y prepararlos para las cenas de Navidad y Año Nuevo. Algunos miembros de la familia recuerdan que podían encontrarse hasta 40 jamones de este tipo disponibles para ser servidos en la cena.
Las torres de hielo
Una celebración de Año Nuevo requiere de una ornamentación que esté a la altura del recibimiento de esta esperada fecha y en el hotel siempre existe alguna decoración especial para las festividades. Pero, una de las más recordadas por la familia fue una que tuvo a las Torres del Paine como protagonista.
Esa noche, los pasajeros y miembros de la familia, que se aprestaban para recibir el nuevo año, pudieron maravillarse en el restaurante Coirón con una escultura de hielo de las majestuosas columnas de granito que dan nombre al parque nacional. Una pieza delicada y esculpida al detalle del gran milagro geológico en la Patagonia.
Aunque no hay precisión del año en que Hotel Las Torres recibió el año nuevo con esta pieza de arte congelado, en los recuerdos de la familia aún perdura la noche en que chocaron sus copas en la compañía de estas implacables columnas de hielo.
Los dulces de una dulce Navidad
La Navidad siempre ha sido una fiesta centrada en los niños, y al momento de degustar la cena de esa noche, los dulces son el plato favorito de los pequeños que esperan con ansias la llegada del Viejo Pascuero.
Uno de los recuerdos más dulces de esta fiesta, valga la redundancia, fueron los postres del chef de la época, el cual tenía un talento especial para los postres.
Un año nuevo baqueano
Al llegar al final de esta lista, no podemos olvidar el toque patagónico de las fiestas de fin de año, y por eso nuestros baqueanos no podían quedar fuera de tan importante celebración.
La familia cuenta que la celebración de Año Nuevo siempre congrega a un mayor número de integrantes del clan, mucho más que en Navidad. Nadie quiere perderse la oportunidad de dar la bienvenida a un nuevo año en el hotel.
La llegada del nuevo año se celebraba usualmente con la familia y los huéspedes alrededor del fuego, donde luego se brinda con una tradicional copa de champagne, para luego recibir en gloria y majestad a los baqueanos junto a sus caballos. Ahí los jinetes más representativos de la Patagonia cabalgan alrededor de las personas y lanzan a la noche sus gritos especiales para comenzar este nuevo ciclo. Una noche que muchos recordarán para siempre con un brindis bajo las estrellas y el inicio de una nueva vuelta al sol.